miércoles, 16 de diciembre de 2009

Nos pasa..¿pero por que...?..su nombre es APOPEYOSIS..

¿Por que me hincho de esta manera..?

Todos los escaladores hemos sentido alguna vez el agarrotamiento de los antebrazos después de una escalada de dificultad (APOPEYOSIS), donde los antebrazos se nos ponen como pelotas, con una sensación dolorosa y una incapacidad de poder siquiera desencordarnos, ya que hemos perdido toda habilidad de utilizar las manos.


Para comprender este fenómeno es necesario que analicemos como afectan al antebrazo las diferentes contracciones que realizamos en una escalada.

Partimos de la base de que la escalada de dificultad consiste básicamente en 4 acciones:
1. Elaboración mental de los movimientos y de la secuencia a seguir.
2. Utilizar las presas seleccionadas con las manos y los pies.
3. Organización postural sobre las presas seleccionadas.
4. Reiteración de las acciones hasta la cima o hasta la caída.

Esta última acción es la que va a determinar hasta donde vamos a llegar. Cada vez que uno se coge de una presa, lleva a cabo una acción muscular estática (isométrica) en el músculo del antebrazo, la cual, dependiendo de la intensidad con la cual se apriete la presa con respecto al máximo de fuerza, se bloqueará parcial (menor al 50% de la fuerza máxima) o completamente (mayor al 50%) el flujo sanguíneo de ese músculo. Es decir que si cada una de mis acciones musculares excediera el 50% de mi máxima fuerza, mis músculos trabajarían sin el aporte de oxígeno, y sin la limpieza de los productos de desecho que transporta la sangre.

La disminución de la capacidad de generar energía por parte del músculo debido a la intensidad de la escalada, hace que los músculos además no se puedan relajar (ya que el músculo no solo necesita energía para contraerse, sino que también la necesita para relajarse), bloqueando de esta manera completamente el flujo sanguíneo.

Por otra parte, la producción de energía sin presencia de oxígeno, produce el tan temido ácido láctico, que al elevar la acidez del medio inhibe los procesos metabólicos de restitución de energía. Mientras exista flujo sanguíneo para llevarlo del músculo a otras zonas, es posible soportar esas concentraciones de ácido láctico, pero si el flujo esta bloqueado parcial o completamente nos encontramos en problemas.

Así tenemos un círculo vicioso, en donde debido a la intensidad, se bloquea el flujo sanguíneo. Este bloqueo impide el intercambio metabólico entre sangre y músculo lo cual acentúa las concentraciones de ácido láctico, inhibiendo la producción de energía, e imposibilitando relajar al músculo, el cual permanece contraído, continuando con el círculo.
Esto explica por qué a los principiantes les resulta mucho más difícil salir de un agarrotamiento, ya que no tienen una red capilar muy desarrollada, y les es muy complicado llevar sangre al músculo para nutrirlo y llevarse los productos tóxicos incluso después de haberse bajado de una vía.

Por suerte, podemos romper este círculo vicioso de varias formas a través del entrenamiento:
1. Podemos enfocar el entrenamiento hacia la mejora de la fuerza máxima, lo cual hará que si aumentamos nuestro nivel de fuerza máxima, cada una de nuestras contracciones aisladas en una escalada será de menor intensidad, provocando menor bloqueo del flujo sanguíneo.


2. También podemos enfocarlo para aumentar el lecho capilar del antebrazo, y lograr así una mayor superficie para el intercambio metabólico entre la sangre y el músculo, garantizándonos un mayor aporte de oxígeno y a su vez el barrido de las sustancias que inhiben la contracción (ácido láctico).


3. Por último, y no menos importante podemos optimizar los procesos de producción de energía, permitiendo de esta forma mantener por mayor tiempo intensidades más altas, tolerar mayores niveles de ácido láctico, y eliminarlo más eficazmente. Denominaremos este último proceso como resistencia especial.

Por Luis Martin Marino...

1 comentario:

jop dijo...

Sharmatico tio sharmatico